A la mañana siguiente en el
aeropuerto.
“Buenos
días. En 30 minutos aterrizaremos en Santander. Hace un día soleado con más de
25ºC”
Se acaba de
despertar. No hay nada más bonito que mirar por la ventana y ver el cielo azul,
las nubes decoloradas de rosa por el amanecer y observar el inmenso océano. Todavía
recuerda la conversación que tuvo ayer con su madre.
Unas horas antes
-Mamá tengo
que decirte algo…
-Claro, dime
cariño ¿Qué pasa?
-Quiero unas
vacaciones, necesito desconectar voy a España quiero darle una sorpresa a Flor.
La mujer se
queda callada. Mira a su hijo, ya es un hombre de 18 años, sus ojos color mar están tristes, cansados, desanimados no tienen
la energía de un chico de su edad. Está agobiado y ella como madre que es, lo
sabe.
-Cielo, tienes
razón…-le toca el pelo con cariño- Pero sabes que tienes que volver aquí.
-Losé mamá
pero bueno... es mi deber ¿no? También necesito un poco de tiempo para ser
feliz yo.
-Claro que
si mi vida.
Se abrazan, él
se va en un coche negro con los cristales tintados. Su madre sonríe orgullosa
de su niño, los ojos rojos, una lágrima. Nostalgia quizás.
Esa misma mañana en la habitación de
Teresa.
Sigue dormida con una sonrisa en la cara. Respira
profundamente, tranquila. Los rayos caprichosos del sol le dan de lleno en los
ojos. Frunce el ceño y se tapa los ojos.
-Buenos días,
princesa.
Una voz
conocida y una frase deseada. ¿Cuántas veces ha soñado con que le digan eso al
oído nada más despertar? ¿Está soñando? Abre los ojos despacio, ahí está, con
su pelo largo, sus bonitos ojos avellana fijos en ella y esa sonrisa tan dulce
que la enamora. No es un sueño, es real han dormido juntos toda la noche.
-mmmmm…hola -abre
despacio los ojos, se estira y sonríe-
-¿Qué tal
has dormido bonita?
-Bien ¿tu?
-La mejor
noche de todas -La da un beso en la mejilla-
Ella sonríe.
-¿Cómo te
has metido en mi cama?
-¿No lo
recuerdas?
Ella niega
con la cabeza.
-Jo que pena
con lo bien que lo pasamos.
-¿Qué pasó?
-Pues
estuvimos viendo pelis, cantando con mi hermana, sacándonos fotos y caíste
rendida, te quedaste dormida en mi hombro. Y cuando te quedaste dormida ¿Sabes
que te dije?
-¿Qué me
dijiste?
Se acerca a
ella, y la dice al oído en voz baja.
-Te quiero.
Ella sonríe,
le mira ¿Cuántas veces ha soñado con oírle decir eso? Muchas. Y ahora es real, ha
ocurrido.
-¿Me
quieres?
El asiente
con la cabeza.
-¿Desde cuándo?
-¿Qué más da
el tiempo? Lo importante es que te quiero. ¿Y tú a mí?
Ella se
separa de él, duda, no sabe si le quiere. Se levanta de la cama intentando no
hacer ruido para no despertar a su mejor amiga pero es tarde.
-¿Qué tal?
Tortolitos.
Flor sale de
la habitación, se despide con un beso de su mejor amiga y se va.
-¿Qué la has
hecho? -Dice Teresa asombrada de la huida de Flor-
-No he hecho
nada…solo la he dicho que la quiero.
-Eres
retrasado chaval -Sale de la habitación y va hacia la cocina-
Él la sigue
a toda prisa
-¿Qué he
hecho ahora?
-Preguntarla
algo que no debías…es muy pronto y la has asustado además ella ahora está
hablando con Pablo y están súper bien.
-¿Qué Pablo?
-Tu amigo,
el moro.
El chico se
queda pensativo. ¿Por qué Pablo no le ha dicho nada? Están hablando desde hace
tiempo y él como un gilipollas intentándolo con ella.
Camina sin
mirar atrás con una meta fijada: Llegar a casa cuanto antes. Suena su móvil, es
Abraham su mejor amigo.
-Buenos días
pequeña.
-Hola mejorcisimo
¿Qué tal?
-Muy bien y
¿Tú?
-Bueno,
tengo mil que contarte…
-Pues ven al
aeropuerto y me cuentas.
-¿Al
aeropuerto? ¿Estás aquí? –dice ella feliz-
-Si canija,
corre ven que me muero por verte.
-Ahora mismo
voy.
La chica
sube corriendo a casa y acude al aeropuerto de Parayas en Maliaño con su
madrastra, su madre murió y vive con su padre, la nueva mujer y su hermano. Un
chico alto, rubio, de ojos marrones está de pie esperando en la entrada del
aeropuerto con una maleta negra y unas Ray-Ban de aviador. Ve a su mejor amiga
correr hacia él, la chica le abraza con tanta fuerza hasta casi dejarle sin
respiración.
-¿Cuándo has
llegado?
-Hace diez
minutos o así.
Los mejores
amigos caminan hacia el coche de Flor hasta llegar a casa. El chico deja sus
cosas en la habitación de invitados y va al salón, Tomás el hermano pequeño de
Flor está jugando a la wi con su padre. El chico sonríe, adora a ese niño
moreno de ojos grises, es un fiera. Va hacia la habitación de Flor, su mejor
amiga. Está tan guapa como siempre, con una sonrisa de oreja a oreja y esas
converse que son su sello de identidad.
-Bueno
cuéntame que estoy desinformado.
-Claro
viviendo en California no me extraña.
El chico se
sienta en la cama de un salto. Flor se sienta en su escritorio, mueve las
piernas y con una sonrisa comienza a contarle la historia.
-Creo que
Tomás te quiere, puede que se haya dado cuenta tarde pero se ha dado cuenta del
error que cometió, te quiere. Pero la cosa es ¿Tú le quieres a él?
-Pues eso es
lo que no sé. Llevo casi tres meses hablando con el chaval este, Pablo pero por
mucho que hable con él no consigue hacerme olvidar a Tomás…
-Ahora es
cuando tienes que decidir entre volver al pasado o comenzar algo nuevo.
-Necesito
pensar antes de tomar cualquier decisión, eso lo tengo claro pero muchas
gracias Abraham.
-Ven aquí
anda.
La chica se
baja de la mesa y va hacia él que tiene los brazos abiertos para abrazarla, lo
hace como lo hacían siempre un abrazo de oso. Uno de los abrazos que hacían que
Flor sonriese cuando no podía parar de llorar. Un abrazo que antes tenía cada
día y ahora solo tiene cada seis meses.
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