viernes, 8 de marzo de 2013

Capitulo 7 -Believe in me-


Pablo y Flor están en el jardín del instituto, son las diez y cuarto de la mañana, un lunes más. Todo el mundo odia los lunes, son crueles pero este lunes es diferente. El cielo está azul y el sol broncea poco a poco la piel. Flor está sentada en el césped jugando con una margarita. Pablo está en la misma posición, no juega con ninguna flor solo observa su preferida, la tiene delante de él sonriente, feliz, radiante más viva que nunca.
-Siento el plantón del otro día.
-No te preocupes pero ¿Por qué no viniste? 
-Tenía miedo.
-¿De qué?
-De darme cuenta de que tengo razón, de que mi estómago no me traiciona… de que me gustas.
-¿Y eso es malo?
-Depende.
-¿De qué?
-¿Tu sientes lo mismo que yo?
Ella sonríe, no puede evitarlo ha sido descubierta. Sí, le gusta y mucho.
-Puede.
-¿Puede? ¿Qué significa eso? -sonríe al ver que ella lo hace también-
-Es una probabilidad… puede que sí o que no, tienes que averiguarlo.
-¿Cómo?
-Vente el Sábado que viene a Torre conmigo y pasamos la noche juntos ¿Qué te parece?
-El mejor que me podrías haber propuesto.
El timbre toca y los chicos van juntos a sus respectivas clases. Flor se despide de Pablo con un abrazo y avanza sola hasta la puerta de su clase. Saluda a conocidos, amigos, niños y algún que otro profesor.
Las clases transcurren hasta que por fin terminan y cada cual se va a su casa. Flor está sola en casa Haciendo los deberes. Abraham ha quedado con unos amigos para jugar al baloncesto, su hermano está en particular y luego tiene que ir a entrenar, está el Racing. Y su padre trabaja hasta tarde y su madrastra está trabajando también. Ya se ha puesto el pijama y mete cinco euros en su hucha con forma de labio. Está ahorrando para hacerse un peercing en el ombligo y un tatuaje en el cuello. Su padre la paga otro tatuaje en las muñecas y un peercing en la nariz.
La ventana está abierta y entra la brisa primaveral, el verano está apunto de adentrarse en la ciudad de Santander. Vuelven  los días de playa, de piscina, de fiestas hasta las tantas, de conocer a gente nueva en los campamentos. Días eternos durante tres meses intensos.
La semana pasa volando, tanto que cuando Flor quiere darse cuenta ya es sábado y está en el baño arreglándose. Se ha comprado un vestido negro cortito y lo lleva con una americana y unos tacones marrones. Se ha rizado el pelo. Sus ojos ahora están más grandes por la raya negra y más embellecida por la sombra gris y el rímel le hace las pestañas kilométricas. Sus labios desprenden un toque de deseo gracias a ese rosa palo.
Ya están en el tren Mónica, Teresa,Claudia, Abraham y unos amigos de él, Flor y Pablo. Hablan hasta llegar a Torrelavega. Nada más bajarse del tren se hacen la primera foto de muchas. Caminan hasta ‘el ambiciones’. Jóvenes con cachis, bebiendo chupitos, bailando, riendo, con copas en la mano, chicos babosos ansiosos por ‘pillar cacho’ ofreciendo ‘salami’.
Noche cerrada, una noche más. Están en el ‘VIP’ un local exclusivo para unas edades. Todos entran sin dificultad, sobre todo las chicas que con esas faldas tan cortas y esos escotes entran sin preocupaciones. La música retumba en todo el local, gente bailando, alcohol, la oscuridad es casi total excepto por los láseres de luz que iluminan de vez en cuando a las personas que están en la pista de baile. El grupo de amigos va hacia la barra.
-¿Qué queréis? -Dice Mónica elevando la voz-
-Vodka negro con piña -Contesta Claudia-
Los demás amigos piden sus copas, Claudia se lo acaba rápido. Coge a Pablo de la mano y se lo lleva a la pista de baile. Caminan entre la multitud agarrados de la mano. Ella camina hacia el centro de la pista con mucha seguridad, de vez en cuando gira la cabeza para sonreír a Pablo que la sigue sin ningún problema. Ya están bailando agarrados. Suena ‘Agáchate’ de Danny Romero. Claudia comienza a saltar, a gritar y acercarse a su acompañante. El estribillo de la canción suena a todo volumen ‘Y ven agáchate, agáchate, agáchate, y ven agáchate, agáchate, agáchate.’ Y la chica bajo los efectos de esa copa comienza a agacharse despacio con un movimiento sensual de cadera mientras se apoya en los hombros de Pablo. Y vuelve a subir con el mismo movimiento anterior hasta llegar a rozar la boca del chico.
-Uf como me estas poniendo niña.
-Que tonto eres -Ella se ríe mientras mueve la cadera con picardía-
Pablo la atrae hacia él agarrándola de la cintura con una sonrisa picarona. Le acaricia la mejilla con delicadeza hasta llegar a su dulce boca humedecida. El chico se muerde el labio inferior.
-Pablo no lo estropees…
-Cada palabra que digas sumará un centímetro más.
-No digas tonterías.
-No di-gas ton-te-rí-as. Siete centímetros.
Se acerca, ella se aleja un poco más. El chico la sonríe ve que se está poniendo nerviosa al tenerle tan cerca.
-Di una palabra más y me estrello.
El chico vuelve a sonreír de nuevo y se acerca hasta llegar a su boca. La da un beso ligero casi ni se nota, la boca de Claudia sabe a alcohol. Le abraza con fuerza pegándose completamente a su cuerpo, ella le rodea el cuello, se pierde en su agradable perfume.
Al cabo de la noche el grupo de amigos salen de allí y van al centro, a Santander. Mientras todos caminan hacia el divino Pablo y Clau quieren ser libres, volar, sentirse uno ¿Qué mejor sitio para sentirse así que la playa?

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