En ese mismo instante en las sillas
de la otra fila.
Entre
palabra y palabra la mira, su pelo, su sonrisa, sus ojos color miel, su voz.
Ella entera es perfecta. ¿Por qué ha sido tan capullo? Se siente mal, la ha perdido.
Recuerda el brillo que tenía Flor cuando le miraba a él, ha desaparecido. ¿Qué
ha sido de todas las sonrisas que le dedicaba, de las miradas eternas, de los
recreos mirándose, de las conversaciones, de su carta? ¿Dónde han ido?
Se levanta
de su silla, va hacia ella.
-Flor…-dice
en voz baja-
Ella se da
la vuelta y le ve.
-¿Qué?
-Tengo que
hablar contigo.
-¿ahora?
-no, en el
primer recreo, en la parte de bachiller ¿vale?
Ella asiente
con la cabeza, él vuelve a su asiento.
Está sentado
en el césped, nervioso por la llegada de la chica que le gusta. Ahí está.
Flor se sienta
a su lado esperando a que él hable primero, coge una margarita y empieza a
jugar con ella.
-¿Sabes qué
día es mañana?
-Martes ¿Por
qué?
-Número.
-24.
-¿No te
acuerdas de esa fecha? -Sonríe, ese número… fue el día en el que se dieron su
primer beso-
-Sí me
acuerdo -Dice ella borde-
La mira; está
triste, apagada, sonríe de una forma diferente. ¿Está así por lo que pasó el
sábado? Permanece callado, en silencio observándola como sus ojos lo miran furiosos,
no puede hacer nada, ella ya decidió no perdonarle solo queda aceptarlo.
-Flor…-se
queda un momento en silencio mirándola a los ojos- olvídalo.
De lejos ve
a Lucrecia una amiga de ambos dos morena de ojos claros muy guapa, deja a Flor
allí tirada y va a abrazar a la joven con fuerza.
Ella se
queda allí, contemplando la escena desde lejos, ¿Por qué no la saluda a ella
así? Siempre fue invisible para él y siempre lo será, sabe que no puede volver
a caer, seria retroceder mil pasos atrás pero esa frase siempre la viene a la
cabeza “te seguiré esperando un año, un siglo una, eternidad”. Sale de allí
acelerando el paso.
Tomás
observa a Flor, la chica de la que se puede estar enamorando. La ve irse y
aunque por fuera parezca que pasa de ella, que la trata igual que todas es
mentira. Por dentro sufre en silencio, quiere gritar, se siente solo, ella sabe
hacerle sentir diferente y su puto orgullo no le deja decirla lo mucho que la
quiere.
La última
hora llega deseada por los alumnos de bachiller y cuarto de la eso, se reúnen
en el salón de actos. Flor se sienta con sus amigas y ve entrar a Tomás y a
Pablo con los compañeros de su clase. El director comienza a hablar.
-Bien chicos
vamos a hacer un viaje de final de curso.
Los gritos y
aplausos de los alumnos hacen que el hombre tenga que callarse.
-Callad.
Bueno el viaje será a París y saldremos en una semana o dos ¿vale? Los bungalós
serán unisex para que no haya problemas y el toque de queda para los de
bachiller será ilimitado mientras que para los de cuarto será hasta las doce y
media.
Los chicos
comienzan a hablar entre ellos, planean cada minuto del viaje que realizaran
para celebrar que por fin terminan el curso. Tomás bromea con su grupo de
amigos en el que está Pablo. Se ha quedado pensando. Una sonrisa se dibuja en
su cara, sus ojos están fijos en ella.
-Pablo ¡Despierta!
Que estás en las nubes -dice un amigo del grupo-
-Eso chaval
-Dice Tomás en un tono agrio-
Pablo
contempla a Tomás, uno de sus mejores amigos con el que ahora casi ni se habla
por el simple hecho de llevarse bien con Flor. Mira a una chica del grupo de
Flor y no puede evitar sonreír, es un ángel caído del cielo.
Semanas más tarde.
Los
profesores comienzan a llevar a su grupo de alumnos al autobús. Flor y su grupo
de amigas corren hacia el fondo del autobús mientras gritan y ríen ya sentadas
contemplan como los demás compañeros encuentran sitio para el viaje. Tomás
camina despacio por el estrecho pasillo escuchando música con los cascos
blancos de su iPod. Se sienta cerca de las segundas escaleras, tiene cerca a
Flor y a Pablo, quiere tenerles controlados.
El autobús
arranca y emprende ese viaje que todos los chicos desean. Flor se mece con el
movimiento del autobús. Contempla a Pablo. El chico tiene la cabeza apoyada en
la ventana del autobús y sigue escuchando música evadido del mundo que ahora
mismo quiere olvidar. La chica se sienta en el asiento vacío al lado de él.
-Pablo…
-dice mirando hacia el comienzo del autobús- Quería decirte que…creo que lo
mejor es que seamos amigos… ¿No crees? Además con lo bien que estuvisteis tú y
Claudia en Torre…
El chico
está con la música a todo volumen, se quita los cascos y atiende a Flor.
-Creo que
tienes razón Flor… no sé desde que nos besamos es todo tan extraño…
Pablo y Flor
se besaron antes de que llegara Claudia al bar en Torre y la verdad es que se
sintieron incómodos, no sintieron nada especial.
-Lose por
eso te lo digo, creo que como amigos podemos ser los mejores pero como pareja…
-No te
preocupes canija.
-Además he
visto como os miráis Claudia y tú -le guiña el ojo-
Flor tiene
razón. Entre Claudia y Pablo hay una conexión especial desde el primer día. Lo
intentaron ocultar pero las personas que se quieren no pueden evitar estar
juntas y eso les pasa a ellos dos.
-Si
necesitas ayuda con ella dímelo, soy su amiga la conozco muy bien.
-Te digo lo
mismo con Tomás –la guiña el ojo y las sonríe-
Se va hacia su asiento. Mónica está al fondo
del autobús con su novio Andrés haciéndose mimos, riendo, pasando el tiempo
entre risas.
-¿Quieres
compartir habitación conmigo?
-No se puede
tonto.
-Nos
saltaremos las normas no te preocupes –le guiña el ojo y le da un beso en sus
deseables labios de fresa-
Flor les ve
y siente una ligera envidia ¿Por qué no puedo estar yo así? Piensa la chica.
Mira a Tomás, deja su mirada fija en él. ¿Está enamorada? No, eso es imposible,
no puede enamorarse de quien la hizo llorar.
Ya de noche
los chicos llegan al recinto de Bungalós. Flor, Teresa, Mónica y Claudia van al
bloque uno. Tomás, pablo, Nacho y Edu van al bloque dos y los demás alumnos se
distribuyen de cuatro en cuatro según sus preferencias. Son las doce y media de
la noche, están agotadas y se van a la cama.
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