sábado, 16 de marzo de 2013

Capitulo 9 -Believe in me-


En ese mismo instante en las sillas de la otra fila.
Entre palabra y palabra la mira, su pelo, su sonrisa, sus ojos color miel, su voz. Ella entera es perfecta. ¿Por qué ha sido tan capullo? Se siente mal, la ha perdido. Recuerda el brillo que tenía Flor cuando le miraba a él, ha desaparecido. ¿Qué ha sido de todas las sonrisas que le dedicaba, de las miradas eternas, de los recreos mirándose, de las conversaciones, de su carta? ¿Dónde han ido?
Se levanta de su silla, va hacia ella.
-Flor…-dice en voz baja-
Ella se da la vuelta y le ve.
-¿Qué?
-Tengo que hablar contigo.
-¿ahora?
-no, en el primer recreo, en la parte de bachiller ¿vale?
Ella asiente con la cabeza, él vuelve a su asiento.
Está sentado en el césped, nervioso por la llegada de la chica que le gusta. Ahí está.
Flor se sienta a su lado esperando a que él hable primero, coge una margarita y empieza a jugar con ella.
-¿Sabes qué día es mañana?
-Martes ¿Por qué?
-Número.
-24.
-¿No te acuerdas de esa fecha? -Sonríe, ese número… fue el día en el que se dieron su primer beso-
-Sí me acuerdo -Dice ella borde-
La mira; está triste, apagada, sonríe de una forma diferente. ¿Está así por lo que pasó el sábado? Permanece callado, en silencio observándola como sus ojos lo miran furiosos, no puede hacer nada, ella ya decidió no perdonarle solo queda aceptarlo.
-Flor…-se queda un momento en silencio mirándola a los ojos- olvídalo.
De lejos ve a Lucrecia una amiga de ambos dos morena de ojos claros muy guapa, deja a Flor allí tirada y va a abrazar a la joven con fuerza.
Ella se queda allí, contemplando la escena desde lejos, ¿Por qué no la saluda a ella así? Siempre fue invisible para él y siempre lo será, sabe que no puede volver a caer, seria retroceder mil pasos atrás pero esa frase siempre la viene a la cabeza “te seguiré esperando un año, un siglo una, eternidad”. Sale de allí acelerando el paso.
Tomás observa a Flor, la chica de la que se puede estar enamorando. La ve irse y aunque por fuera parezca que pasa de ella, que la trata igual que todas es mentira. Por dentro sufre en silencio, quiere gritar, se siente solo, ella sabe hacerle sentir diferente y su puto orgullo no le deja decirla lo mucho que la quiere.
La última hora llega deseada por los alumnos de bachiller y cuarto de la eso, se reúnen en el salón de actos. Flor se sienta con sus amigas y ve entrar a Tomás y a Pablo con los compañeros de su clase. El director comienza a hablar.
-Bien chicos vamos a hacer un viaje de final de curso.
Los gritos y aplausos de los alumnos hacen que el hombre tenga que callarse.
-Callad. Bueno el viaje será a París y saldremos en una semana o dos ¿vale? Los bungalós serán unisex para que no haya problemas y el toque de queda para los de bachiller será ilimitado mientras que para los de cuarto será hasta las doce y media.
Los chicos comienzan a hablar entre ellos, planean cada minuto del viaje que realizaran para celebrar que por fin terminan el curso. Tomás bromea con su grupo de amigos en el que está Pablo. Se ha quedado pensando. Una sonrisa se dibuja en su cara, sus ojos están fijos en ella.
-Pablo ¡Despierta! Que estás en las nubes -dice un amigo del grupo-
-Eso chaval -Dice Tomás en un tono agrio-
Pablo contempla a Tomás, uno de sus mejores amigos con el que ahora casi ni se habla por el simple hecho de llevarse bien con Flor. Mira a una chica del grupo de Flor y no puede evitar sonreír, es un ángel caído del cielo.
Semanas más tarde.
Los profesores comienzan a llevar a su grupo de alumnos al autobús. Flor y su grupo de amigas corren hacia el fondo del autobús mientras gritan y ríen ya sentadas contemplan como los demás compañeros encuentran sitio para el viaje. Tomás camina despacio por el estrecho pasillo escuchando música con los cascos blancos de su iPod. Se sienta cerca de las segundas escaleras, tiene cerca a Flor y a Pablo, quiere tenerles controlados.
El autobús arranca y emprende ese viaje que todos los chicos desean. Flor se mece con el movimiento del autobús. Contempla a Pablo. El chico tiene la cabeza apoyada en la ventana del autobús y sigue escuchando música evadido del mundo que ahora mismo quiere olvidar. La chica se sienta en el asiento vacío al lado de él.
-Pablo… -dice mirando hacia el comienzo del autobús- Quería decirte que…creo que lo mejor es que seamos amigos… ¿No crees? Además con lo bien que estuvisteis tú y Claudia en Torre…
El chico está con la música a todo volumen, se quita los cascos y atiende a Flor.
-Creo que tienes razón Flor… no sé desde que nos besamos es todo tan extraño…
Pablo y Flor se besaron antes de que llegara Claudia al bar en Torre y la verdad es que se sintieron incómodos, no sintieron nada especial.
-Lose por eso te lo digo, creo que como amigos podemos ser los mejores pero como pareja…
-No te preocupes canija.
-Además he visto como os miráis Claudia y tú -le guiña el ojo-
Flor tiene razón. Entre Claudia y Pablo hay una conexión especial desde el primer día. Lo intentaron ocultar pero las personas que se quieren no pueden evitar estar juntas y eso les pasa a ellos dos.
-Si necesitas ayuda con ella dímelo, soy su amiga la conozco muy bien.
-Te digo lo mismo con Tomás –la guiña el ojo y las sonríe-
 Se va hacia su asiento. Mónica está al fondo del autobús con su novio Andrés haciéndose mimos, riendo, pasando el tiempo entre risas.
-¿Quieres compartir habitación conmigo?
-No se puede tonto.
-Nos saltaremos las normas no te preocupes –le guiña el ojo y le da un beso en sus deseables labios de fresa-
Flor les ve y siente una ligera envidia ¿Por qué no puedo estar yo así? Piensa la chica. Mira a Tomás, deja su mirada fija en él. ¿Está enamorada? No, eso es imposible, no puede enamorarse de quien la hizo llorar.
Ya de noche los chicos llegan al recinto de Bungalós. Flor, Teresa, Mónica y Claudia van al bloque uno. Tomás, pablo, Nacho y Edu van al bloque dos y los demás alumnos se distribuyen de cuatro en cuatro según sus preferencias. Son las doce y media de la noche, están agotadas y se van a la cama.

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