lunes, 11 de marzo de 2013

Capitulo 8 -Believe in me-


Ya es noche cerrada. Caminan por la playa unidos, enlazados, como una pareja. A la luz de las farolas a lo lejos, con el brillo de la luna en una noche despejada. Se sienten solos, en perfecta armonía. Como si nada más existiesen ellos dos, Pablo y Claudia. Como si fueran una pareja.
-¿Por qué hoy?
Pregunta ella. Camina a su lado sin apartar los ojos de él. Sí. Es realmente guapo.
-Sabía que era el momento, confiaba en ti.
Se sonríen, el ruido de las olas adorna su conversación.
-Y has confiado bien, bueno qué ¿te parezco guapa?
-Es más guapa Flor, si no hubieras venido me habría ido con ella.
-Gilipollas -Grita Claudia haciéndole ver que se enfada y se acerca a golpearle-
El la esquiva y corre divertido, alejándose de ella. Cuando le va a dar alcance acelera un poco más y se vuelve a escapar. Y así un par de veces hasta que finalmente se deja coger y se abrazan. Su primer abrazo. Ella se separa de él, lo mira fijamente. Con la luz de la luna es todavía más perfecto.
-¿Te lo estas pasando bien?
-Sí, oyes siento haber estado tanto tiempo así con Flor
-No digas tonterías, la habías conocido a ella primero y no se es normal que hables con otras personas.
Sus miradas no se desvían sus ojos siguen fijos los de cada uno en el otro. Los ojos azabaches de Claudia. Los ojos castaños de Pablo. Uno perdido en el otro.
-¿Puedo pedirte algo? -pregunta el-
-Claro
-¿Puedo besarte?
-Los besos no se piden, se dan.
Se acerca a sus labios les roza por un instante con los suyos. Un beso rápido, luego otro más largo y profundo, el tercero supera al segundo.

Esa noche de madrugada.
Flor gira la llave de la puerta, llega tarde. Demasiado tarde. Sabe que la va a caer una buena pero la da igual.
Entra, lenta, silenciosa. Pero sus padres están justo enfrente de ella, en la oscuridad esperándola con los brazos cruzados.
-Florencia ¿Dónde estabas? -dice su madre alterada-
-No me llames así además ya te dije que iba a volver tarde…
-Cállate está castigada, mira por última vez el sol -le interrumpe su padre-
La chica mira por la ventana en plan “es de noche” pero ve la cara de sus padres y decide que es mejor callarse, se va a su habitación haciendo sonar sus zapatos de tacón a cada paso. No la importa el castigo, ni las broncas. Ella es feliz y nadie podrá cambiarlo. Todavía se la pone la piel de gallina al recordarle tan cerca de ella,  abrazándola con fuerza, sus ojos fijos en ella, pero a la vez siente esa tristeza que la mata por dentro. Tomás fue a Torrelavega para estar con ella.
Otro lunes cualquiera en Bachiller
El famoso grupito de amigas conversan entre sí, están sentadas en el grupo de mesas del fondo que dan a la ventana. Ríen, hablan alto y alguna que otra vez saludan por la ventana a gritos. Teresa y Claudia saludan a Mónica que acaba de llegar con una camiseta amarilla fosforita.
-¡Hola chochetes! –Grita la chica de ojos verdes mientras se mueve al ritmo de Danny romero-
-No grites Mónica -dice un compañero de clase-
Ella apaga la música y se quita los cascos, se acerca a sus amigas y se sienta a su lado
-¿Ha llegado ya?
Ellas niegan con la cabeza.
En ese momento aparece Flor con unos pantalones gastados y algo rotos, una camiseta de tirantes con la bandera de EE.UU y el pelo recogido en una trenza de espiga.
-Buenos días princesas.
Sus amigas la acogen con una sonrisa, la dejan sentarse en la mesa de la ventana. Quieren enterarse de todo lo que pasó cuando Tomás y Flor se fueron, pero ella está pensativa mientras mira por la ventana. Y de repente le ve, con sus manos en los bolsillos, cabizbajo, triste, sin su bonita sonrisa. Va al lado de sus amigos que en cambio están muy sonrientes y animados. Entonces le mira por última vez, coge aliento y se gira para ver a todas sus amigas que ahora mismo parecen el público del sálvame.
-¿Os lo cuento?
Todas asienten con la cabeza con una sonrisa enorme de oreja a oreja.
2:12 de la Madrugada del Domingo.
Flor ha visto como Pablo y su amiga Claudia bailan, por una parte se alegra por ellos. Se veía a distancia que algo sentían el uno por el otro. Pero ¿y ella que va a hacer con Tomás? ¿La quiere? Comienza a rayarse, coge su copa y comienza a beberla. Con los ojos cerrados siente el alcohol entrando en su cuerpo, haciendo efecto, dilatando sus pupilas y sacándola esa risa fácil. Abre los ojos y ahí le ve con las manos en los bolsillos de su pantalón con una gran sonrisa. Corre hacia él hasta parearse enfrente.
-¿Qué haces aquí? –Dice ella con una sonrisa-
El chico sigue sonriendo, agarra de la mano a Flor y salen de allí. Caminan agarrados por las calles de Torrelavega que a estas horas están llenas de chavales. Es una noche despejada, la luna está arriba iluminando las zonas oscuras de la ciudad y pocas estrellas se dejan ver.
-Quería decirte algo…
-¿El qué?
-¿Estas con Pablo?
-¿Saliendo?
El chico asiente con la cabeza. Ella Niega con la cabeza. Tomás sonríe. Los chicos caminan hacia un parque y Tomás le regala un montón de globos de colores a Flor, la chica compra un algodón de azúcar.
-Mira que rico.
-Sí pero está hecho pedazos -Tomás se ríe- vamos ahí atrás ¿te parece? –Dice el chico elevando las cejas-
-Jo, es que yo quería ir a los columpios.
-Ay que yo quería ir a los columpios -Dice el chico en tono burlón, la toca el pelo- ¿vamos ahí atrás entonces?
-Sí –Dice la chica suspirando-
El chico la imita y se separan para atravesar el parque, Tomás vuelve a unirse a ella de nuevo.
-Oyes pero antes quiero un premio.
-¿Cuál premio? ¿El algodón de azúcar?
-No, el algodón no -Se le quita de la mano y lo tira al suelo- algo que quiero desde hace mucho tiempo.
Se acerca a ella despacio, con una sonrisa dulce la besa. Flor siente un cosquilleo en el estómago, y un escalofrío recorre su cuerpo hasta llegar a su nuca. Ya en la estación de Torre, Flor y Tomás se despiden.
-Bueno yo me voy con estas que están aquí cerca ¿tú que haces?
-Espero a adrián que viene ahora y luego vamos para allá.
-Bueno -Dice la chica con una sonrisa- oyes no le digas nada de esto a nadie ¿vale?
El chico se queda boquiabierto.
-¿Por qué? ¿Te avergüenzas de mí? Ah ya sé, no quieres que sepan que sales con el chico que más odias ¿no?
-No es eso, solo que no quiero que se metan en mi vida.
-Vale no pasa nada, te quiero -La da un beso y la chica se va con sus amigas que contemplan la escena de lejos-
Adrián aparece un poco ‘contentillo’ llamando a su amigo. Tomás tiraba besos al aire a Flor pero al ver a su amigo disimula y hace que toca una planta que tiene al lado.
-Por fin ¿Dónde te habías metido?
-Nada, estaba con Flor.
-¿Con Flor? -El chico sonríe- ah ya entiendo, ganaste las entradas.
Tomás se había olvidado de la apuesta que tenía con su amigo, se olvidó completamente de eso cuando empezó a enamorarse de Flor.
-¡Te gané la apuesta!
-Ya lo sé, ya te he oído capullo.
-Perdón ¿Qué apuesta?
Los amigos se giran y ven a Flor con los ojos humedecidos, furiosa y a la vez dolida esperando una respuesta de los chicos. Ardían decide irse y les deja solos.
-¿Me puedes explicar que es eso de la apuesta?
El chico palidece.
-A ver Flor es verdad que todo empezó como una apuesta pero te acabé queriendo… cuando dormimos juntos en mi casa fue algo…increíble.
-¿Por qué me escogiste a mí?
-Parecías la más fácil de conquistar… fui un gilipollas. Perdóname por favor.
Tomás la agarra de la mano. Ella le mira con los ojos enrojecidos, las lágrimas a punto de caer por sus mejillas.
-No, no te perdono…
-Por favor Flor… te necesito, empecemos de cero.
-No…
-No me puedes negar que me quieres…
-No te lo voy a negar pero…
-¿Entonces? -El chico la interrumpe-
-No Tomás, vamos a estar mejor separados.
La chica se va sin poder contener el llanto, corre a los brazos de su mejor amiga y la cuenta todo lo sucedido.
-¿Enserio? -Dice Claudia-
Flor asiente con la cabeza, recordar ese momento la llena los ojos de lágrimas. Sus amigas la abrazan.
-Tía no te preocupes… Yo creo que te quiere -Dice Teresa- es mi hermano le conozco.
-Tía una persona que te quiere no hace eso…
Ellas siguen a su conversación, llegan al salón de actos, se sientan en el fondo como siempre y siguen al tema.
-Hola felpas -grita José Manuel desde la puerta-
-hola -dicen las dos a la vez-
Las chicas siguen hablando cuando Flor se da cuenta de que entran personas de otra clase, de la clase de 4ºB de la clase de Tomás, entra por la puerta hablando con un amigo y se sientan al fondo, en las mesas de al lado. No se ha dado cuenta de que  ella está ahí. ‘Que gilipollas’. Se centra en su mejor amiga y sigue a la conversación.



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