lunes, 25 de marzo de 2013

Capitulo 10 -Believe in me-


¡El primer día que pasan en Francia! Hoy los chicos van a ir a la capital, a París. Las chicas se mueren por subir a la Torre Eiffel, comprar todo tipo de ropa y soñar con conocer a un francés. Los chicos simplemente desean ver caras bonitas y disfrutar de ese viaje.
-Bueno a ver cómo nos vamos a organizar -Dice flor-
Se ha puesto uno shorts blancos ajustados y una blusa vaporosa amarilla, va muy guapa. Tiene al lado a Pablo que la sonríe y frente a ellos está Tomás con aspecto desafiante.
-Pues no sé, cómo queráis pero yo quiero ir con Claudia –Dice Tomás mientras  rodea por los hombros a la chica-
-Bueno pues como queráis. Los que queráis venir con Pablo y conmigo o los que queráis id con Clau y Tomás.
El chico marroquí la rodea el brazo por la cintura y la agarra con fuerza. Se sonríen y miran desafiantes a Tomás y Claudia. Mónica mira a todos sus compañeros, en realidad todos quieren ir juntos están en París la ciudad del amor.
-A ver chicos esperad ¿No os habéis dado cuenta de algo? Estamos todos aquí por algo, no es ninguna coincidencia.
-¡Eso es yo creo que estamos aquí para darnos todos de hostias! –Dice Flor en tono burlón-
-¡Va, va! -Dice Pablo emocionado-
Los compañeros arman bullicio y Mónica les manda callar.
-No creo que sea para eso Flor. Estamos muy lejos de dónde vivimos ¿sabéis algo? Esta es la primera vez que yo salgo es España, yo no conozco París y que mejor que  lo pueda compartir con la gente que quiero.
-Creo que Mónica tiene razón -Añade su novio Andrés-
-Tenéis razón por mí no hay malos royos -Dice Tomás-
Claudia y Tomás caminan por las calles de París, alejados de sus compañeros, del ruido.Hablan con confianza. Se sientan en unas escaleras de piedra y contemplan el paisaje, mujeres parisinas bellas paseando a sus perritos, hombres sonrientes, niños corriendo.
-Qué bonito es esto –dice Tomás mientras come un helado de tofe-
-Sí todo es tan… no sé, tan…
-¿Romántico?
-Sí, todo está como perfecto para el romance –Dice ella en un tono más de niña pequeña-
-Es una pena desperdiciar tanta belleza.
-¿A qué te refieres?
-Pues si estuviéramos con nuestras parejas sería más bonito.
-¡Ah! Tú tienes un amor.
-Tuve…
Abrazados aparecen Flor y Pablo.
-¡Mira Pablo la pareja más ‘in’ del viaje!
-Como Barbie y Ken.
-¿Por qué no os vais a otro lado con todo ese mal rollo? –Dice Claudia en un tono borde-
-Pues si sería lo mejor, estábamos muy bien.
-¡Ah! ¿Hemos interrumpido algo o qué? -Dice Pablo molesto-
-Igual estaban en pleno romance ¿no? –Añade en tono burlón Flor-
-O estaban en pleno ¡Merengue! ¡Merengue! Bueno no creo porque Claudia es muy estrecha.
-Sí claro más quisieras que no fuese estrecha chaval.
-¿Por qué no aceptas de una vez que te gusto? -Dice Pablo-
La chica comienza a reírse exageradamente. Pablo no deja de mirar esos bonitos ojos oscuros que algo esconden. Tomás hace igual que su amigo, no le quita el ojo a Flor.
-Bueno si queréis saber de qué estábamos hablando yo os lo digo -Dice Claudia- Estábamos diciendo que este lugar es muy bonito…
-Hermoso -La interrumpe Tomás-
-Y que es una lástima que no estemos con las personas que queremos. Y entonces a mí se me ocurrió preguntarle a Tomás -La chica se pone en pie y rodea el cuello del chico- que si quería ser mi pareja romántica del viaje ¿quieres?
-¿Qué?... –Esto le pilla totalmente desprevenido al chico, pero al ver la cara de Flor decide seguirla el rollo a su amiga- Pues si claro que sí.
-Tenéis razón no me parece una mala idea –Dice Pablo molesto, mira a Flor y la agarra de la cintura mientras la sonríe- ¿Flor quieres ser mi novia en este viaje?
Ella sorprendida mira a Tomás que está abrazado a Claudia. No entiende el rollito que se traen esos dos pero ella no va a ser menos.
-Sí claro.
A lo largo de la mañana las dos parejas hacen cola para subirse en la torre Eiffel. Ya allí arriba contemplan lo maravilloso que es París. Claudia con Pablo y Flor con  Tomás más alejados.
-Es el paisaje más bonito que he visto en toda mi vida… -Dice el chico de ojos castaños contemplando parís alucinado- ¿sabes una cosa? ¿No te parece que es como un cuento de hadas? Como perfecto para una historia de amor.
-¿Tú crees?
Pablo y Claudia se miran por un instante que se les hace eterno. Mientras un poco más adelante en otra zona de la torre Flor y Tomás contemplan el mismo paisaje.
-Cuando veo cosas así es como si estuviera soñando. -Dice ella cerrando los ojos- aunque para alguien como tú esto no significa nada…
-¡Ey,ey! Alguien se levantó con el pie izquierdo eh ¿Por qué no vas a que te entretenga tu novio?
-Pues yo le veo muy entretenido con tu novia. Me encanta la pareja que tú y Claudia hacéis -dice en tono burlón-
-Flor, me alegra que por fin estés con alguien aunque sea de mentiras. Porque eso es a lo máximo que vas a llegar con alguien, que te quiera de mentira.
Tomás piensa lo que ha dicho y al segundo se arrepiente. Eso para Flor ha sido como un jarro de agua fría.
-Mira idiotra para tu información yo encontré el amor con Pablo y eso lo vas a ver.
La chica corre hacia dónde se encuentra Pablo y Claudia. Le agarra del cuello de la chaqueta y le besa con fuerza. Tomás lo ve y no puede aguantar los celos que siente, va hacia Claudia y la besa. Pablo y Flor continúan exagerando el beso, de vez en cuando abren los ojos para ver a Tomás y Claudia que hacen lo mismo que ellos. Todos sus compañeros les miran, ríen y hacen comentarios al respecto no pueden evitar sacar fotos a esas parejas tan extrañas que se han formado en el viaje.

sábado, 16 de marzo de 2013

Capitulo 9 -Believe in me-


En ese mismo instante en las sillas de la otra fila.
Entre palabra y palabra la mira, su pelo, su sonrisa, sus ojos color miel, su voz. Ella entera es perfecta. ¿Por qué ha sido tan capullo? Se siente mal, la ha perdido. Recuerda el brillo que tenía Flor cuando le miraba a él, ha desaparecido. ¿Qué ha sido de todas las sonrisas que le dedicaba, de las miradas eternas, de los recreos mirándose, de las conversaciones, de su carta? ¿Dónde han ido?
Se levanta de su silla, va hacia ella.
-Flor…-dice en voz baja-
Ella se da la vuelta y le ve.
-¿Qué?
-Tengo que hablar contigo.
-¿ahora?
-no, en el primer recreo, en la parte de bachiller ¿vale?
Ella asiente con la cabeza, él vuelve a su asiento.
Está sentado en el césped, nervioso por la llegada de la chica que le gusta. Ahí está.
Flor se sienta a su lado esperando a que él hable primero, coge una margarita y empieza a jugar con ella.
-¿Sabes qué día es mañana?
-Martes ¿Por qué?
-Número.
-24.
-¿No te acuerdas de esa fecha? -Sonríe, ese número… fue el día en el que se dieron su primer beso-
-Sí me acuerdo -Dice ella borde-
La mira; está triste, apagada, sonríe de una forma diferente. ¿Está así por lo que pasó el sábado? Permanece callado, en silencio observándola como sus ojos lo miran furiosos, no puede hacer nada, ella ya decidió no perdonarle solo queda aceptarlo.
-Flor…-se queda un momento en silencio mirándola a los ojos- olvídalo.
De lejos ve a Lucrecia una amiga de ambos dos morena de ojos claros muy guapa, deja a Flor allí tirada y va a abrazar a la joven con fuerza.
Ella se queda allí, contemplando la escena desde lejos, ¿Por qué no la saluda a ella así? Siempre fue invisible para él y siempre lo será, sabe que no puede volver a caer, seria retroceder mil pasos atrás pero esa frase siempre la viene a la cabeza “te seguiré esperando un año, un siglo una, eternidad”. Sale de allí acelerando el paso.
Tomás observa a Flor, la chica de la que se puede estar enamorando. La ve irse y aunque por fuera parezca que pasa de ella, que la trata igual que todas es mentira. Por dentro sufre en silencio, quiere gritar, se siente solo, ella sabe hacerle sentir diferente y su puto orgullo no le deja decirla lo mucho que la quiere.
La última hora llega deseada por los alumnos de bachiller y cuarto de la eso, se reúnen en el salón de actos. Flor se sienta con sus amigas y ve entrar a Tomás y a Pablo con los compañeros de su clase. El director comienza a hablar.
-Bien chicos vamos a hacer un viaje de final de curso.
Los gritos y aplausos de los alumnos hacen que el hombre tenga que callarse.
-Callad. Bueno el viaje será a París y saldremos en una semana o dos ¿vale? Los bungalós serán unisex para que no haya problemas y el toque de queda para los de bachiller será ilimitado mientras que para los de cuarto será hasta las doce y media.
Los chicos comienzan a hablar entre ellos, planean cada minuto del viaje que realizaran para celebrar que por fin terminan el curso. Tomás bromea con su grupo de amigos en el que está Pablo. Se ha quedado pensando. Una sonrisa se dibuja en su cara, sus ojos están fijos en ella.
-Pablo ¡Despierta! Que estás en las nubes -dice un amigo del grupo-
-Eso chaval -Dice Tomás en un tono agrio-
Pablo contempla a Tomás, uno de sus mejores amigos con el que ahora casi ni se habla por el simple hecho de llevarse bien con Flor. Mira a una chica del grupo de Flor y no puede evitar sonreír, es un ángel caído del cielo.
Semanas más tarde.
Los profesores comienzan a llevar a su grupo de alumnos al autobús. Flor y su grupo de amigas corren hacia el fondo del autobús mientras gritan y ríen ya sentadas contemplan como los demás compañeros encuentran sitio para el viaje. Tomás camina despacio por el estrecho pasillo escuchando música con los cascos blancos de su iPod. Se sienta cerca de las segundas escaleras, tiene cerca a Flor y a Pablo, quiere tenerles controlados.
El autobús arranca y emprende ese viaje que todos los chicos desean. Flor se mece con el movimiento del autobús. Contempla a Pablo. El chico tiene la cabeza apoyada en la ventana del autobús y sigue escuchando música evadido del mundo que ahora mismo quiere olvidar. La chica se sienta en el asiento vacío al lado de él.
-Pablo… -dice mirando hacia el comienzo del autobús- Quería decirte que…creo que lo mejor es que seamos amigos… ¿No crees? Además con lo bien que estuvisteis tú y Claudia en Torre…
El chico está con la música a todo volumen, se quita los cascos y atiende a Flor.
-Creo que tienes razón Flor… no sé desde que nos besamos es todo tan extraño…
Pablo y Flor se besaron antes de que llegara Claudia al bar en Torre y la verdad es que se sintieron incómodos, no sintieron nada especial.
-Lose por eso te lo digo, creo que como amigos podemos ser los mejores pero como pareja…
-No te preocupes canija.
-Además he visto como os miráis Claudia y tú -le guiña el ojo-
Flor tiene razón. Entre Claudia y Pablo hay una conexión especial desde el primer día. Lo intentaron ocultar pero las personas que se quieren no pueden evitar estar juntas y eso les pasa a ellos dos.
-Si necesitas ayuda con ella dímelo, soy su amiga la conozco muy bien.
-Te digo lo mismo con Tomás –la guiña el ojo y las sonríe-
 Se va hacia su asiento. Mónica está al fondo del autobús con su novio Andrés haciéndose mimos, riendo, pasando el tiempo entre risas.
-¿Quieres compartir habitación conmigo?
-No se puede tonto.
-Nos saltaremos las normas no te preocupes –le guiña el ojo y le da un beso en sus deseables labios de fresa-
Flor les ve y siente una ligera envidia ¿Por qué no puedo estar yo así? Piensa la chica. Mira a Tomás, deja su mirada fija en él. ¿Está enamorada? No, eso es imposible, no puede enamorarse de quien la hizo llorar.
Ya de noche los chicos llegan al recinto de Bungalós. Flor, Teresa, Mónica y Claudia van al bloque uno. Tomás, pablo, Nacho y Edu van al bloque dos y los demás alumnos se distribuyen de cuatro en cuatro según sus preferencias. Son las doce y media de la noche, están agotadas y se van a la cama.

lunes, 11 de marzo de 2013

Capitulo 8 -Believe in me-


Ya es noche cerrada. Caminan por la playa unidos, enlazados, como una pareja. A la luz de las farolas a lo lejos, con el brillo de la luna en una noche despejada. Se sienten solos, en perfecta armonía. Como si nada más existiesen ellos dos, Pablo y Claudia. Como si fueran una pareja.
-¿Por qué hoy?
Pregunta ella. Camina a su lado sin apartar los ojos de él. Sí. Es realmente guapo.
-Sabía que era el momento, confiaba en ti.
Se sonríen, el ruido de las olas adorna su conversación.
-Y has confiado bien, bueno qué ¿te parezco guapa?
-Es más guapa Flor, si no hubieras venido me habría ido con ella.
-Gilipollas -Grita Claudia haciéndole ver que se enfada y se acerca a golpearle-
El la esquiva y corre divertido, alejándose de ella. Cuando le va a dar alcance acelera un poco más y se vuelve a escapar. Y así un par de veces hasta que finalmente se deja coger y se abrazan. Su primer abrazo. Ella se separa de él, lo mira fijamente. Con la luz de la luna es todavía más perfecto.
-¿Te lo estas pasando bien?
-Sí, oyes siento haber estado tanto tiempo así con Flor
-No digas tonterías, la habías conocido a ella primero y no se es normal que hables con otras personas.
Sus miradas no se desvían sus ojos siguen fijos los de cada uno en el otro. Los ojos azabaches de Claudia. Los ojos castaños de Pablo. Uno perdido en el otro.
-¿Puedo pedirte algo? -pregunta el-
-Claro
-¿Puedo besarte?
-Los besos no se piden, se dan.
Se acerca a sus labios les roza por un instante con los suyos. Un beso rápido, luego otro más largo y profundo, el tercero supera al segundo.

Esa noche de madrugada.
Flor gira la llave de la puerta, llega tarde. Demasiado tarde. Sabe que la va a caer una buena pero la da igual.
Entra, lenta, silenciosa. Pero sus padres están justo enfrente de ella, en la oscuridad esperándola con los brazos cruzados.
-Florencia ¿Dónde estabas? -dice su madre alterada-
-No me llames así además ya te dije que iba a volver tarde…
-Cállate está castigada, mira por última vez el sol -le interrumpe su padre-
La chica mira por la ventana en plan “es de noche” pero ve la cara de sus padres y decide que es mejor callarse, se va a su habitación haciendo sonar sus zapatos de tacón a cada paso. No la importa el castigo, ni las broncas. Ella es feliz y nadie podrá cambiarlo. Todavía se la pone la piel de gallina al recordarle tan cerca de ella,  abrazándola con fuerza, sus ojos fijos en ella, pero a la vez siente esa tristeza que la mata por dentro. Tomás fue a Torrelavega para estar con ella.
Otro lunes cualquiera en Bachiller
El famoso grupito de amigas conversan entre sí, están sentadas en el grupo de mesas del fondo que dan a la ventana. Ríen, hablan alto y alguna que otra vez saludan por la ventana a gritos. Teresa y Claudia saludan a Mónica que acaba de llegar con una camiseta amarilla fosforita.
-¡Hola chochetes! –Grita la chica de ojos verdes mientras se mueve al ritmo de Danny romero-
-No grites Mónica -dice un compañero de clase-
Ella apaga la música y se quita los cascos, se acerca a sus amigas y se sienta a su lado
-¿Ha llegado ya?
Ellas niegan con la cabeza.
En ese momento aparece Flor con unos pantalones gastados y algo rotos, una camiseta de tirantes con la bandera de EE.UU y el pelo recogido en una trenza de espiga.
-Buenos días princesas.
Sus amigas la acogen con una sonrisa, la dejan sentarse en la mesa de la ventana. Quieren enterarse de todo lo que pasó cuando Tomás y Flor se fueron, pero ella está pensativa mientras mira por la ventana. Y de repente le ve, con sus manos en los bolsillos, cabizbajo, triste, sin su bonita sonrisa. Va al lado de sus amigos que en cambio están muy sonrientes y animados. Entonces le mira por última vez, coge aliento y se gira para ver a todas sus amigas que ahora mismo parecen el público del sálvame.
-¿Os lo cuento?
Todas asienten con la cabeza con una sonrisa enorme de oreja a oreja.
2:12 de la Madrugada del Domingo.
Flor ha visto como Pablo y su amiga Claudia bailan, por una parte se alegra por ellos. Se veía a distancia que algo sentían el uno por el otro. Pero ¿y ella que va a hacer con Tomás? ¿La quiere? Comienza a rayarse, coge su copa y comienza a beberla. Con los ojos cerrados siente el alcohol entrando en su cuerpo, haciendo efecto, dilatando sus pupilas y sacándola esa risa fácil. Abre los ojos y ahí le ve con las manos en los bolsillos de su pantalón con una gran sonrisa. Corre hacia él hasta parearse enfrente.
-¿Qué haces aquí? –Dice ella con una sonrisa-
El chico sigue sonriendo, agarra de la mano a Flor y salen de allí. Caminan agarrados por las calles de Torrelavega que a estas horas están llenas de chavales. Es una noche despejada, la luna está arriba iluminando las zonas oscuras de la ciudad y pocas estrellas se dejan ver.
-Quería decirte algo…
-¿El qué?
-¿Estas con Pablo?
-¿Saliendo?
El chico asiente con la cabeza. Ella Niega con la cabeza. Tomás sonríe. Los chicos caminan hacia un parque y Tomás le regala un montón de globos de colores a Flor, la chica compra un algodón de azúcar.
-Mira que rico.
-Sí pero está hecho pedazos -Tomás se ríe- vamos ahí atrás ¿te parece? –Dice el chico elevando las cejas-
-Jo, es que yo quería ir a los columpios.
-Ay que yo quería ir a los columpios -Dice el chico en tono burlón, la toca el pelo- ¿vamos ahí atrás entonces?
-Sí –Dice la chica suspirando-
El chico la imita y se separan para atravesar el parque, Tomás vuelve a unirse a ella de nuevo.
-Oyes pero antes quiero un premio.
-¿Cuál premio? ¿El algodón de azúcar?
-No, el algodón no -Se le quita de la mano y lo tira al suelo- algo que quiero desde hace mucho tiempo.
Se acerca a ella despacio, con una sonrisa dulce la besa. Flor siente un cosquilleo en el estómago, y un escalofrío recorre su cuerpo hasta llegar a su nuca. Ya en la estación de Torre, Flor y Tomás se despiden.
-Bueno yo me voy con estas que están aquí cerca ¿tú que haces?
-Espero a adrián que viene ahora y luego vamos para allá.
-Bueno -Dice la chica con una sonrisa- oyes no le digas nada de esto a nadie ¿vale?
El chico se queda boquiabierto.
-¿Por qué? ¿Te avergüenzas de mí? Ah ya sé, no quieres que sepan que sales con el chico que más odias ¿no?
-No es eso, solo que no quiero que se metan en mi vida.
-Vale no pasa nada, te quiero -La da un beso y la chica se va con sus amigas que contemplan la escena de lejos-
Adrián aparece un poco ‘contentillo’ llamando a su amigo. Tomás tiraba besos al aire a Flor pero al ver a su amigo disimula y hace que toca una planta que tiene al lado.
-Por fin ¿Dónde te habías metido?
-Nada, estaba con Flor.
-¿Con Flor? -El chico sonríe- ah ya entiendo, ganaste las entradas.
Tomás se había olvidado de la apuesta que tenía con su amigo, se olvidó completamente de eso cuando empezó a enamorarse de Flor.
-¡Te gané la apuesta!
-Ya lo sé, ya te he oído capullo.
-Perdón ¿Qué apuesta?
Los amigos se giran y ven a Flor con los ojos humedecidos, furiosa y a la vez dolida esperando una respuesta de los chicos. Ardían decide irse y les deja solos.
-¿Me puedes explicar que es eso de la apuesta?
El chico palidece.
-A ver Flor es verdad que todo empezó como una apuesta pero te acabé queriendo… cuando dormimos juntos en mi casa fue algo…increíble.
-¿Por qué me escogiste a mí?
-Parecías la más fácil de conquistar… fui un gilipollas. Perdóname por favor.
Tomás la agarra de la mano. Ella le mira con los ojos enrojecidos, las lágrimas a punto de caer por sus mejillas.
-No, no te perdono…
-Por favor Flor… te necesito, empecemos de cero.
-No…
-No me puedes negar que me quieres…
-No te lo voy a negar pero…
-¿Entonces? -El chico la interrumpe-
-No Tomás, vamos a estar mejor separados.
La chica se va sin poder contener el llanto, corre a los brazos de su mejor amiga y la cuenta todo lo sucedido.
-¿Enserio? -Dice Claudia-
Flor asiente con la cabeza, recordar ese momento la llena los ojos de lágrimas. Sus amigas la abrazan.
-Tía no te preocupes… Yo creo que te quiere -Dice Teresa- es mi hermano le conozco.
-Tía una persona que te quiere no hace eso…
Ellas siguen a su conversación, llegan al salón de actos, se sientan en el fondo como siempre y siguen al tema.
-Hola felpas -grita José Manuel desde la puerta-
-hola -dicen las dos a la vez-
Las chicas siguen hablando cuando Flor se da cuenta de que entran personas de otra clase, de la clase de 4ºB de la clase de Tomás, entra por la puerta hablando con un amigo y se sientan al fondo, en las mesas de al lado. No se ha dado cuenta de que  ella está ahí. ‘Que gilipollas’. Se centra en su mejor amiga y sigue a la conversación.



viernes, 8 de marzo de 2013

Capitulo 7 -Believe in me-


Pablo y Flor están en el jardín del instituto, son las diez y cuarto de la mañana, un lunes más. Todo el mundo odia los lunes, son crueles pero este lunes es diferente. El cielo está azul y el sol broncea poco a poco la piel. Flor está sentada en el césped jugando con una margarita. Pablo está en la misma posición, no juega con ninguna flor solo observa su preferida, la tiene delante de él sonriente, feliz, radiante más viva que nunca.
-Siento el plantón del otro día.
-No te preocupes pero ¿Por qué no viniste? 
-Tenía miedo.
-¿De qué?
-De darme cuenta de que tengo razón, de que mi estómago no me traiciona… de que me gustas.
-¿Y eso es malo?
-Depende.
-¿De qué?
-¿Tu sientes lo mismo que yo?
Ella sonríe, no puede evitarlo ha sido descubierta. Sí, le gusta y mucho.
-Puede.
-¿Puede? ¿Qué significa eso? -sonríe al ver que ella lo hace también-
-Es una probabilidad… puede que sí o que no, tienes que averiguarlo.
-¿Cómo?
-Vente el Sábado que viene a Torre conmigo y pasamos la noche juntos ¿Qué te parece?
-El mejor que me podrías haber propuesto.
El timbre toca y los chicos van juntos a sus respectivas clases. Flor se despide de Pablo con un abrazo y avanza sola hasta la puerta de su clase. Saluda a conocidos, amigos, niños y algún que otro profesor.
Las clases transcurren hasta que por fin terminan y cada cual se va a su casa. Flor está sola en casa Haciendo los deberes. Abraham ha quedado con unos amigos para jugar al baloncesto, su hermano está en particular y luego tiene que ir a entrenar, está el Racing. Y su padre trabaja hasta tarde y su madrastra está trabajando también. Ya se ha puesto el pijama y mete cinco euros en su hucha con forma de labio. Está ahorrando para hacerse un peercing en el ombligo y un tatuaje en el cuello. Su padre la paga otro tatuaje en las muñecas y un peercing en la nariz.
La ventana está abierta y entra la brisa primaveral, el verano está apunto de adentrarse en la ciudad de Santander. Vuelven  los días de playa, de piscina, de fiestas hasta las tantas, de conocer a gente nueva en los campamentos. Días eternos durante tres meses intensos.
La semana pasa volando, tanto que cuando Flor quiere darse cuenta ya es sábado y está en el baño arreglándose. Se ha comprado un vestido negro cortito y lo lleva con una americana y unos tacones marrones. Se ha rizado el pelo. Sus ojos ahora están más grandes por la raya negra y más embellecida por la sombra gris y el rímel le hace las pestañas kilométricas. Sus labios desprenden un toque de deseo gracias a ese rosa palo.
Ya están en el tren Mónica, Teresa,Claudia, Abraham y unos amigos de él, Flor y Pablo. Hablan hasta llegar a Torrelavega. Nada más bajarse del tren se hacen la primera foto de muchas. Caminan hasta ‘el ambiciones’. Jóvenes con cachis, bebiendo chupitos, bailando, riendo, con copas en la mano, chicos babosos ansiosos por ‘pillar cacho’ ofreciendo ‘salami’.
Noche cerrada, una noche más. Están en el ‘VIP’ un local exclusivo para unas edades. Todos entran sin dificultad, sobre todo las chicas que con esas faldas tan cortas y esos escotes entran sin preocupaciones. La música retumba en todo el local, gente bailando, alcohol, la oscuridad es casi total excepto por los láseres de luz que iluminan de vez en cuando a las personas que están en la pista de baile. El grupo de amigos va hacia la barra.
-¿Qué queréis? -Dice Mónica elevando la voz-
-Vodka negro con piña -Contesta Claudia-
Los demás amigos piden sus copas, Claudia se lo acaba rápido. Coge a Pablo de la mano y se lo lleva a la pista de baile. Caminan entre la multitud agarrados de la mano. Ella camina hacia el centro de la pista con mucha seguridad, de vez en cuando gira la cabeza para sonreír a Pablo que la sigue sin ningún problema. Ya están bailando agarrados. Suena ‘Agáchate’ de Danny Romero. Claudia comienza a saltar, a gritar y acercarse a su acompañante. El estribillo de la canción suena a todo volumen ‘Y ven agáchate, agáchate, agáchate, y ven agáchate, agáchate, agáchate.’ Y la chica bajo los efectos de esa copa comienza a agacharse despacio con un movimiento sensual de cadera mientras se apoya en los hombros de Pablo. Y vuelve a subir con el mismo movimiento anterior hasta llegar a rozar la boca del chico.
-Uf como me estas poniendo niña.
-Que tonto eres -Ella se ríe mientras mueve la cadera con picardía-
Pablo la atrae hacia él agarrándola de la cintura con una sonrisa picarona. Le acaricia la mejilla con delicadeza hasta llegar a su dulce boca humedecida. El chico se muerde el labio inferior.
-Pablo no lo estropees…
-Cada palabra que digas sumará un centímetro más.
-No digas tonterías.
-No di-gas ton-te-rí-as. Siete centímetros.
Se acerca, ella se aleja un poco más. El chico la sonríe ve que se está poniendo nerviosa al tenerle tan cerca.
-Di una palabra más y me estrello.
El chico vuelve a sonreír de nuevo y se acerca hasta llegar a su boca. La da un beso ligero casi ni se nota, la boca de Claudia sabe a alcohol. Le abraza con fuerza pegándose completamente a su cuerpo, ella le rodea el cuello, se pierde en su agradable perfume.
Al cabo de la noche el grupo de amigos salen de allí y van al centro, a Santander. Mientras todos caminan hacia el divino Pablo y Clau quieren ser libres, volar, sentirse uno ¿Qué mejor sitio para sentirse así que la playa?

sábado, 2 de marzo de 2013

Capitulo 6 -Believe in me-


A la mañana siguiente en el aeropuerto.
“Buenos días. En 30 minutos aterrizaremos en Santander. Hace un día soleado con más de 25ºC”
Se acaba de despertar. No hay nada más bonito que mirar por la ventana y ver el cielo azul, las nubes decoloradas de rosa por el amanecer y observar el inmenso océano. Todavía recuerda la conversación que tuvo ayer con su madre.
Unas horas antes
-Mamá tengo que decirte algo…
-Claro, dime cariño ¿Qué pasa?
-Quiero unas vacaciones, necesito desconectar voy a España quiero darle una sorpresa a Flor.
La mujer se queda callada. Mira a su hijo, ya es un hombre de 18 años, sus ojos color mar  están tristes, cansados, desanimados no tienen la energía de un chico de su edad. Está agobiado y ella como madre que es, lo sabe.
-Cielo, tienes razón…-le toca el pelo con cariño- Pero sabes que tienes que volver aquí.
-Losé mamá pero bueno... es mi deber ¿no? También necesito un poco de tiempo para ser feliz yo.
-Claro que si mi vida.
Se abrazan, él se va en un coche negro con los cristales tintados. Su madre sonríe orgullosa de su niño, los ojos rojos, una lágrima. Nostalgia quizás.
Esa misma mañana en la habitación de Teresa.
 Sigue dormida con una sonrisa en la cara. Respira profundamente, tranquila. Los rayos caprichosos del sol le dan de lleno en los ojos. Frunce el ceño y se tapa los ojos.
-Buenos días, princesa.
Una voz conocida y una frase deseada. ¿Cuántas veces ha soñado con que le digan eso al oído nada más despertar? ¿Está soñando? Abre los ojos despacio, ahí está, con su pelo largo, sus bonitos ojos avellana fijos en ella y esa sonrisa tan dulce que la enamora. No es un sueño, es real han dormido juntos toda la noche.
-mmmmm…hola -abre despacio los ojos, se estira y sonríe-
-¿Qué tal has dormido bonita?
-Bien ¿tu?
-La mejor noche de todas -La da un beso en la mejilla-
Ella sonríe.
-¿Cómo te has metido en mi cama?
-¿No lo recuerdas?
Ella niega con la cabeza.
-Jo que pena con lo bien que lo pasamos.
-¿Qué pasó?
-Pues estuvimos viendo pelis, cantando con mi hermana, sacándonos fotos y caíste rendida, te quedaste dormida en mi hombro. Y cuando te quedaste dormida ¿Sabes que te dije?
-¿Qué me dijiste?
Se acerca a ella, y la dice al oído en voz baja.
-Te quiero.
Ella sonríe, le mira ¿Cuántas veces ha soñado con oírle decir eso? Muchas. Y ahora es real, ha ocurrido.
-¿Me quieres?
El asiente con la cabeza.
-¿Desde cuándo?
-¿Qué más da el tiempo? Lo importante es que te quiero. ¿Y tú a mí?
Ella se separa de él, duda, no sabe si le quiere. Se levanta de la cama intentando no hacer ruido para no despertar a su mejor amiga pero es tarde.
-¿Qué tal? Tortolitos.
Flor sale de la habitación, se despide con un beso de su mejor amiga y se va.
-¿Qué la has hecho? -Dice Teresa asombrada de la huida de Flor-
-No he hecho nada…solo la he dicho que la quiero.
-Eres retrasado chaval -Sale de la habitación y va hacia la cocina-
Él la sigue a toda prisa
-¿Qué he hecho ahora?
-Preguntarla algo que no debías…es muy pronto y la has asustado además ella ahora está hablando con Pablo y están súper bien.
-¿Qué Pablo?
-Tu amigo, el moro.
El chico se queda pensativo. ¿Por qué Pablo no le ha dicho nada? Están hablando desde hace tiempo y él como un gilipollas intentándolo con ella.
Camina sin mirar atrás con una meta fijada: Llegar a casa cuanto antes. Suena su móvil, es Abraham su mejor amigo.
-Buenos días pequeña.
-Hola mejorcisimo ¿Qué tal?
-Muy bien y ¿Tú?
-Bueno, tengo mil que contarte…
-Pues ven al aeropuerto y me cuentas.
-¿Al aeropuerto? ¿Estás aquí? –dice ella feliz-
-Si canija, corre ven que me muero por verte.
-Ahora mismo voy.
La chica sube corriendo a casa y acude al aeropuerto de Parayas en Maliaño con su madrastra, su madre murió y vive con su padre, la nueva mujer y su hermano. Un chico alto, rubio, de ojos marrones está de pie esperando en la entrada del aeropuerto con una maleta negra y unas Ray-Ban de aviador. Ve a su mejor amiga correr hacia él, la chica le abraza con tanta fuerza hasta casi dejarle sin respiración.
-¿Cuándo has llegado?
-Hace diez minutos o así.
Los mejores amigos caminan hacia el coche de Flor hasta llegar a casa. El chico deja sus cosas en la habitación de invitados y va al salón, Tomás el hermano pequeño de Flor está jugando a la wi con su padre. El chico sonríe, adora a ese niño moreno de ojos grises, es un fiera. Va hacia la habitación de Flor, su mejor amiga. Está tan guapa como siempre, con una sonrisa de oreja a oreja y esas converse que son su sello de identidad.
-Bueno cuéntame que estoy desinformado.
-Claro viviendo en California no me extraña.
El chico se sienta en la cama de un salto. Flor se sienta en su escritorio, mueve las piernas y con una sonrisa comienza a contarle la historia.
-Creo que Tomás te quiere, puede que se haya dado cuenta tarde pero se ha dado cuenta del error que cometió, te quiere. Pero la cosa es ¿Tú le quieres a él?
-Pues eso es lo que no sé. Llevo casi tres meses hablando con el chaval este, Pablo pero por mucho que hable con él no consigue hacerme olvidar a Tomás…
-Ahora es cuando tienes que decidir entre volver al pasado o comenzar algo nuevo.
-Necesito pensar antes de tomar cualquier decisión, eso lo tengo claro pero muchas gracias Abraham.
-Ven aquí anda.
La chica se baja de la mesa y va hacia él que tiene los brazos abiertos para abrazarla, lo hace como lo hacían siempre un abrazo de oso. Uno de los abrazos que hacían que Flor sonriese cuando no podía parar de llorar. Un abrazo que antes tenía cada día y ahora solo tiene cada seis meses.