Esa misma tarde en la primera playa
del sardinero.
El grupo de
amigos conversan animadamente, van bien vestidas. Casual. Una lleva una de las cámaras
más caras para hacer una sesión de fotos. Todas están a la espera de su amiga
Flor que ya llega tarde, pero hay un corazón que lo ansia con más ganas, quiere
decirle tantas cosas, susurrarle al mundo que la quiere ¿Susurrar? Claro,
decirle al oído que ella es su mundo. Necesita su perdón. Ahí está. Qué guapa
es.
La chica
abraza a todas sus amigas, ve a Tomás un poco apartado y va a darle dos besos
un poco azorada.
-Bueno, ¿A
dónde vamos? -dice Flor mientras se sube un poco los pantalones.-
Se miran y van
camino a Mataleñas. Es uno de los parques más bonitos de Santander, está sobre
los acantilados frente al mar. Tomás no sabe qué hacer, ¿se acerca? ¿Le habla? ¿Y
si pasa de él? Esta tan cerca pero a la vez tan lejos.
-Me gustan
tus converse.
Flor escucha
una voz detrás suyo se gira, ahí están esos ojos de color miel que tanto le
gustan.
-Gracias, soy
mucho de converse ya sabes.
-Sí, eres
una princesa de converse y sudadera ¿no?
Ella ríe.
-Eso es.
-Eres
Floricienta.
-¿Y qué
haces aquí? Estas rodeado de mujeres.
“Porque
necesitaba verte y tenerte cerca” piensa él.
-No sé, me aburría
en casa.
-Pues aquí
te vas a aburrir todavía más, somos todo chicas.
“solo me
haces falta tu para ser feliz” vuelve a pensar pero se contiene todavía no es
el momento.
-Bueno da
igual.
La tarde
sigue entre risas, tonterías, fotos, enfados cariñosos, gritos a lo lejos. Tomás
y Flor se apartan un poco del grupo necesitan hablar.
-Flor, creo
que te debo algo…-dice el chico cabizbajo-
-¿El qué?
-Una
disculpa, lo siento.
Esto le
pilla desprevenida y se para en seco.
-¿Disculpas?
a mi ¿por qué?
-Por todo lo
que te he hecho durante estos seis meses, te he tratado mal, he jugado con tus sentimientos,
te he hecho daño y me arrepiento. Lo siento mucho de verdad.
-Ah eso…no
te preocupes ya está olvidado, no pasa nada –miente-
Tomás sube
la cabeza, la mira. Es perfecta. Esta orgulloso de que una chica como ella se
haya fijado en él y haya soportado tantas humillaciones. Nunca nadie le había
demostrado tanto. Se siente la peor persona del mundo. Sabe que no puede volver
a entrar en la vida de la chica así como si nada hubiese pasado pero quiere
intentarlo.
-Flor, sé
que esto no se olvida tan fácilmente me arrepiento de lo que fui capaz de
hacerte. Me he dado cuenta de todo lo que has pasado por mi culpa, soy un puto
inmaduro que no sabe lo que tiene. Lo siento y espero que algún día puedas
perdonarme, sé que no puedo volver a tu vida así como si nada hubiera pasado
pero me gustaría.
Una punzada.
Es cierto en menos de dos meses se enamoró como no la había pasado con nadie, Ella
sabía que Tomás la trataba mal, la humillaba pero la daba igual ella le quería
estaba enamorada, estaba dispuesta a aguantar lo que fuese por él. ¿Cuantas
noches pasó encerrada en su cuarto, llorando? Muchas. Está
segura de que le está siendo sincero y ¿Por qué no? No quiere perderle.
-No te
preocupes, fui yo que me ilusioné como una tonta.
-Fui yo el
que te creó esas ilusiones. Fui un capullo. -Se le entrecorta la voz y agacha
la cabeza-
-¡Ey!, no
importa ¿Vale? Eso ya pasó…
Ella le
mira, no le guarda rencor por lo que la hizo. No puede hacerlo. Sigue sintiendo
cosas por él y con esa actitud le enamora aún más.
En otro lugar...
Está cansado
de tanta tontería. Quiere la vida de antes con sus colegas, su surf por
diversión y su familia. Quiere volver a enamorarse, amar a alguien hasta sentir
que ya no existe, lo desea con todas sus fuerzas pero todavía no ha llegado su
chica ideal, su niña, su princesa, su novia. Piensa en Claudia, esa chica que
apareció de la nada así de repente. Le encantó su picardía, esa simpatía que
desprendía. Seguro que es la chica ideal, es muy cariñosa, dulce, atenta,
divertida aunque un poco tímida.
Ya anocheciendo en una pequeña
habitación morada.
Suena
agáchate de Danny Romero. Teresa salta
en la cama con el pijama ya puesto, Flor va hacia la cocina a por bebida.
Pasea
sigilosa por el oscuro pasillo que lleva a la cocina, abre la puerta con
cuidado. Busca el interruptor de la luz, nada no le encuentra. Camina despacio
intentando no tropezar con nada por esa pequeña estancia tocando la pared, una
pequeña televisión, una play ¿Dónde está? Cuando quiere darse cuenta ya es
demasiado tarde, se ha enredado con un cable el tobillo da un paso en falso y
cae a la cama encima de alguien.
-¡Ay! Joder -Tomás
se despierta sobresaltado, entonces la ve encima de él con un cable enredado al
tobillo- Flor ¿Qué haces aquí?
-Lo siento…todo
esto tiene una buena explicación -Se mira encima de el- no es lo que parece.
El chico
comienza a sonreír, que situación más cómica, ella encima suyo con unos shorts cortos,
demasiado cortos y una camiseta que le deja el hombro al aire. Se ríe y la ayuda. Ya desenredada Flor va hacia la
cocina a por la bebida que le había prometido a Teresa. El chico la sigue.
-Oyes Flor…
-Dime -coge
una lata de Coca-Cola y otra de fanta naranja-
-Puedes
volver a tropezarte cuando quieras.
Ella sonríe
y baja la cabeza avergonzada por la situación ocurrida hace unos minutos, se
acerca a ella. La aparta el pelo de la cara y con una bonita sonrisa la hace
derretirse allí mismo. Flor tiene la respiración entrecortada, su corazón late
con mucha fuerza, Tomás está cada vez más cerca, tanto que puede sentir su
respiración. Está nervioso. La coge de la cintura, le atrae hacia él la
acaricia suavemente. Se miran. Ninguno baja la mirada, no tienen miedo. Han
roto todas las barreras y da el paso, lo que lleva deseando hacer desde hace un
tiempo. Quiere probar el sabor de la felicidad. Se acerca a su boca rosada y deseable… Teresa
aparece por la puerta gritando. Los chicos se separan y Flor corre a la
habitación de su mejor amiga.